García Márquez, lo real y lo maravilloso entre Macondo y La Habana

La Habana (Prensa Latina) La presencia de la obra de Gabriel García Márquez en la Feria del Libro de La Habana renovó la impronta del escritor colombiano en el segundo país que editó su maravillosa novela Cien años de soledad (1968).
Por Antonio Paneque Brizuela
Periodista de Prensa Latina

Los ambientes del evento literario internacional que concluye este fin de semana reactualizaron al escritor entre los primeros lectores después de los argentinos (1967) en disfrutar esa novela, comparada por estudiosos con Don Quijote de La Mancha y, como esta, una de las más leídas en idioma español.
Las presentaciones y debates, enjundiosos aunque breves, recordaron la permanencia de «Gabo» en el país cuyo sistema educacional preparó al pueblo para leer textos como los suyos y le brindó grandes amigos como su líder histórico Fidel Castro.
Coloquios y nuevos textos acerca de García Márquez y sus réplicas en el cine refrescaron en la feria, de la mano de Colombia como país Invitado Especial, el convite «garcíamarquiano» entre lectores, estudiosos e intelectuales.
Las ofertas comprendieron textos y filmes como En este pueblo no hay ladrones, La viuda de Montiel, Eréndira, Crónica de una muerte anunciada, Un señor muy viejo con unas alas enormes, Del amor y otros demonios y El amor en los tiempos del cólera.
La agenda del 9 al 19 de febrero en sedes nacionales como el parque histórico cultural La Cabaña incluyó presentaciones de los libros El cine según García Márquez, del crítico cubano Joel del Río; y Los amores contrariados. García Márquez y el cine, de la guionista costarricense María Lourdes Cortés.

ECOS DE CIEN AÑOS DE SOLEDAD
Los ambientes feriales de editores, estudiosos y espectadores rememoraron durante la reunión el «realismo mágico» del que García Márquez (1927-2014) fue máximo exponente junto a su colega guatemalteco Miguel Ángel Asturias.
La variopinta concurrencia respiró en corrillos y debates los entornos narrativos de realidad en un entorno de fantasía, mítica y premoniciones característicos de esa «técnica» fabulada por el escritor en su narrativa, sobre todo en Cien años de soledad.
Algunos recordaron que el creador de Cien años… nunca aceptó llevarla a la gran pantalla, pese a su conocimiento cinematográfico, del cual vivió como guionista en los 60â€Öen México.
El lector cubano -reflexionaron- afianzó con Cien Años de Soledad su acercamiento a la obra del García Márquez debutante en la literatura con su novela breve La hojarasca (1955), y lo acogió aún más tras su Premio Nobel (1982).
La atracción universal despertada por esa obra, una de las más consultadas y traducidas en español, tuvo una equivalencia latinoamericana, caribeña y universal, cuyas luces llegaron ahora hasta La Cabaña, Santiago de Cuba y demás sedes de esta XXXI Edición.

LA POESÍA EN EL UNIVERSO DE LOS BUENDÍA
Pieza narrativa que grandes escritores modernos como el mexicano Carlos Fuentes compararon la obra cumbre de Gabo con Don Quijote de La Mancha, mientras el también Nobel peruano Mario Vargas Llosa la calificó como «novela total», los misterios y magias de sus ambientes persisten en todos sus textos.
El propio autor se vio ante un reto al tratar de explicarse en su discurso durante la premiación porqué Cien años de soledad convenció a la Academia de Letras de Suecia de otorgarle el Nobel, aunque, al final, atribuyó tal éxito al lirismo de la novela.
«La poesía que con tan evidente como milagrosa totalidad rescata a nuestra América en Las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida.
(…) En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte».

RELATOS PREMONITORIOS DE MACONDO
Los lectores y estudiosos cubanos del autor enriquecieron durante las últimas cinco décadas transcurridas desde la publicación de Cien Años de Soledad sus incursiones hacia el resto de la parrilla literaria acumulada por el narrador colombiano.
Ediciones Casa de Las Américas fue protagonista de uno de los primeros intentos fundacionales por difundir la literatura del escritor colombiano, integrada por relatos monumentales, llevados o no a filmes, que remiten a los ambientes real-maravillosos del novelista y periodista, nacido en Aracataca, Colombia, el 6 de marzo de 1927.
En fecha tan temprana como 1977, la editorial publicó  una antología de 21 cuentos tomados de los anteriores libros Ojos de perro azul, Los funerales de la mamá grande y La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada.
Casi todos esos relatos exhiben el universo de realidades fantásticas que luego el autor constituiría en monumentos de lo real-maravilloso, o se muestran a la claras como antecedentes del mundo que él construyó en su novela-cumbre.
Algunos, como Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo (1955), exhiben sin tapujos la anunciación de un mundo literario por venir, y otros, como Los funerales de la mamá grande (1961), despiertan al exégeta que hay en cada lector hacia un libro del futuro:
«Esta es, incrédulos del mundo entero, la verídica historia de la Mamá Grande, soberana absoluta del reino de Macondo, que vivió en función de dominio durante 92 años y murió en olor de santidad un martes de setiembre pasado, y a cuyos funerales vino el Santo Pontífice».